lunes, 11 de julio de 2011

ANÉCDOTAS ZULIANAS

ANÉCDOTAS ZULIANAS

            Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco  en Venezuela, se implementaron una serie de reformas dirigidas a impulsar un proceso de modernización en la vida nacional, siendo una de ellas la división político territorial registrada en la Constitución del 27 de abril de 1881.
            Ahora bien; como consecuencia directa de ello, se suscitaron muchas discusiones y críticas sobre la viabilidad de la unificación territorial, por considerar que no fueron tomadas en cuenta las mínimas condiciones humanas, geográficas e históricas necesarias, como correspondía; tanto, que todo aquello condujo a poblaciones enteras como Sinamaica y San Rafael del Moján (que habían quedado separadas por la reforma en cuestión), a pelearse sus posiciones políticas y religiosas entre sí, bajo el influjo del nuevo statu quo.
            Ocurrió entonces que, para los comienzos del siglo XX, las consecuencias derivadas  de aquel dictamen ya repercutían por supuesto en actitudes personales como las seguidas por un sacerdote oriundo de Sinamaica, de apellido Faría, y posiblemente por uno de esos personajes insertados en la cultura popular del Moján como Faña, Cholo, Burro rusio, o algún educador insigne.
            El caso es que, el de marras, termina por increpar en verso al sacerdote, con quien mantenía para entonces un sordo y continuo resentimiento, lo siguiente:

Dicen que el padre Faría
de cura pasó a torero,
porque tiene un matadero
mariano en la sacristía.

            Cundió entonces la ira cristiana en el cura, y, más allá de su red de caminos espirituales, le replica maldiciente a su detractor, aludiendo a propósito su lugar de origen, para hacer más general el desdoro:

Tierra aviesa y de Satán,
INRI o cruz de la pasión.
Por qué te llaman Moján
    cuando te aflora un mojón.

            Habiendo excedido en mucho el cura los límites tolerables de la licencia poética, Faña, Cholo, Burro rusio, o algún educador insigne, le espetó esto a boca ‘e jarro:

A vos que te gusta andar
metido en los bajos fondos,
no te metáis en lo hondo,
pues no te aviene nadar;
ni sirve al uso sagrado
la sotana que lleváis,
porque de hacer no cesáis
lo que un chivato verriondo.

            Esto fue lo suficiente por el momento, pero se dice que hubo mucho más de esa discusión de opiniones entre los susodichos personajes de Sinamaica y El Moján.

MMA.

sábado, 9 de julio de 2011

Humor y Cuento - Manuel Martínez Acuña

HUMOR Y CUENTO


Todavía para mediados del siglo XX, era una costumbre arraigada en Los Puertos de Altagracia, eso de sentarse a conversar afuera, por  las tardes, en el frente de las casas, después de que la familia dejaba a un lado los quehaceres cotidianos.
Fue así como, un vez de tantas, se diera el caso especial de que, pasara por la calle, a la vista de una de esas familias, el sepulturero y conocido versificador Rafael Ávila, Titán, quien como sepulturero del pueblo, regresaba de hacer su trabajo en el cementerio.
Aprovechando uno de los presentes, ese momento, lo detiene, para pedirle que le improvise a la hermosa, traviesa y revoltosa morena, Flor Ángela, un verso, de los tantos que él hacía a la medida de cada circunstancia.
Pero, Titán, cansado y conociendo bien a la retozona muchacha, se excusa en seguida; pero termina por ceder.
No obstante, replica antes: ¿Ajá, y si se pone brava?  
Cómo se va a poner brava, Titán, dijeron todos en coro; si tus versos son tan elogiados.
Entonces recitó Titán, la siguiente cuarteta, en octosílabos:


ERES LA FLOR DE LAS NATAS,

LA REINA DE LA MELUYA,

CON EL CULO HACÉIS MÁS BULLA

QUE UN BURRO CON CUATRO LATAS.


HUMOR Y CUENTO - Manuel Martínez Acuña

Asunto: Humor y cuento




                Se dice que Cano era un tipo de una cierta cultura que vivía en Maracaibo, y que por tanto le gustaba provocar conflictos literarios cada vez que se sentía de buen humor. Enterado de que un sepulturero de los Puertos de Altagracia apodado Titán, era un fino versificador repentista, siendo casi un analfabeto, se llegó hasta allá un día cualquiera y, por supuesto, logró entrevistarse con él, mezclando cautela y audacia, por tratarse de una persona que apenas conocía por primera vez.
Luego de presentarse y entrar en confianza, Cano, bajo un granizo súbito de bellas palabras, y pidiéndole además le respondiera en verso, le pregunta: ¿a qué crees tú que se debe el creciente aumento demográfico del mundo, que ha llegado a cifras superiores a los seis mil millones de personas, sintiéndose que hasta el mismo medio ambiente se estaba resintiendo?
Y, sin pensarlo mucho, le responde, en el estrecho espacio de unos octosílabos, con la siguiente cuarteta:


TE VOY A DECIR PORQUÉ.

ME LO HA ENSEÑADO LA VIDA.

NO HAY HOMBRE QUE NO LO PIDA

                           NI MUJER QUE NO LO DÉ.